domingo, 15 de enero de 2023

VIAJES DEL IMSERSO A PAL-UL-DON

Según el célebre autor de "Tarzán", Edgar Rice Burroughs, existía o todavía existe una misteriosa región en el corazón del continente africano, no muy lejos de la ciudad de Opar, donde sobrevivían las más variadas especies de razas humanas y de animales prehistóricos: Pal-Ul-Don. 
La idea de Burroughs es muy anterior en el tiempo al "Parque Jurásico" del genial Michael Crichton, que sirvió a su vez para que el juntabilletes de Steven Spielberg se forrara todavía más con su interminable saga cinematográfica. Si bien es cierto que antes existieron precedentes en el universo literario de Julio Verne y su "Viaje al centro de la Tierra", e incluso en  la novela de sir Arthur Conan Doyle "El mundo perdido", en la que se especulaba sobre la existencia de una reserva de dinosaurios en el Amazonas venezolano.
Si bien  es cierto que la posibilidad de que sigan existiendo amplias extensiones del planeta aún del todo inexploradas , y a las que pertenece  el imaginario de Tarzán, el Hombre Enmascarado, el Corto Maltés y  tantos otros personajes de ficción, se ha ido reduciendo progresivamente cada vez más, sobre todo desde que se acabó la segunda guerra mundial. Ahora vivimos en un mundo asquerosamente globalizado, en trance de ordenarse según las agendas de la ONU y la 2030, donde puedes encontrarte con los mismos centros comerciales, la misma tecnología transhumanista,  las mismas modas, la misma mediocridad "occidental", las mismas normas Covid y la misma  "oferta de ocio", allá donde vayas y  donde menos te lo esperes... La misma cárcel por todas partes, en suma, de la que no parece que pueda haber ninguna escapatoria posible, a no ser en el mundo de los sueños; y hasta en nuestros sueños se quieren meter con su 
Metaverso esos psicópatas del globalismo.
 De encontrarse algún día los de BlackRock con Pal-Ul-Don, lo más probable es que lo convirtieran en otro parque temático y lo utilizaran para eliminar el "exceso de población sobrante", fletando hacia allí multitudinarias excursiones de pensionistas, parados o estudiantes de la ESO, en un fabuloso viaje de irás y no volverás.


Mapa de Pal-Ul-Don 


Los artistas que se han esforzado por  recrear, a veces con gran acierto, el pasado remoto y antediluviano de los dinosaurios y demás animales prehistóricos tal como lo describen los paleontólogos, se engloban dentro de una vasta corriente artística que se conoce con el nombre de Paleoarte, término acuñado por Mark Hallet. En general, se trata de autores cuya pretensión ha sido la de glosar y divulgar las teorías que, como la del evolucionismo de Darwin, han pretendido explicar el pasado de la Tierra, realizando las ilustraciones que acompañaban a los manuales de los estudiosos en la materia. Un precursor de esta clase de trabajos fue el naturalista alemán Ernst Haeckel, autor de primorosas láminas realizadas a partir de sus estudios botánicos y de los hallazgos de trilobites y otros fósiles de animales marinos de la prehistoria. Además de dibujantes y pintores, tampoco han faltado escultores que han representado estas criaturas asombrosas del pasado a tamaño real, desde que  en la Gran Exposición Universal de 1851 una pareja de iguanodones fabricados con hormigón sorprendieron al público que visitaba el  Cristal Palace . 

"Doria Antiquior" (1830) por Henry De la Beche



Entre los ilustradores que han destacado en esta tarea, a caballo entre lo artístico y lo  científico, caben destacar los nombres del checo Zdenek Burian, autor de dibujos inspirados en las novelas de Tarzán y cuya influencia ha llegado hasta la industria del juguete, el siberiano de origen austríaco Rudolf F. Zallinger, cuyo tiranosaurio fue el inspirador de la serie de películas japonesas sobre Godzilla,  Charles R. Knight quien inspiró a su vez los modelos de brontosaurios para la película de Willis O'Brien "Creation" de 1931, Gregory S. Paul,  y un largo etcétera. Entre los artistas españoles hay que mencionar al bilbaíno Mauricio Antón Ortúzar.

Ilustración de  Zdneck Burian


Tampoco podemos olvidarnos de los creativos y técnicos de efectos especiales que han colaborado a lo largo de la historia del séptimo arte reconstruyendo con talento de artesanos y gran realismo esta clase de engendros del pasado pretérito, como el ya citado Willis O'Brien, responsable de las criaturas que aparecen en la película "El mundo perdido" (1925) y en  la versión original de "King Kong" de 1933, y por supuesto su genial discípulo Ray Harryhausen, animador de tantas monstruosidades, tanto de origen mitológico como basadas en la paleontología, que poblaron esas películas que todos vimos de chicos, como "Jasón y los argonautas", "Simbad" o "Furia de titanes". Estos artesanos, es cierto, no han podido competir con los trucos digitales de la factoría Spielberg y de otros cineastas que han venido después como Peter Jackson, pero es justo reconocer que con menos medios eran capaces de lograr espectaculares resultados


"Vida en el Cretáceo" por Rudolf F. Zallinger


Como precursores inmediatos del fenómeno Jurassic Park no nos podemos olvidar de algunas creaciones del cómic norteamericano que reproducían con maestría esa fauna antediluviana. Una de ellas es el Tarzán de Russ Manning, quien en los años setenta realizó  planchas dominicales y  tiras diarias en las que volvió a la vida al personaje de Burroughs, procurando ser fiel a las novelas originales aunque dándole un toque más moderno. En sus historias aparece con frecuencia, cómo no, el universo de Pal-Ul-Don, un escenario poblado de terroríficos dinosaurios como el terrible Tyrannosaurus rex , que sin duda debieron de conocer (o recordar aunque fuera inconscientemente) los que hicieron las películas del negociante narigudo Steven. 

Dibujo de Russ Manning


Otra serie mítica de los ochenta, creada por Marck Schultz, fue la que llevaba por título "Cadillacs y Dinosaurios" o también "Cuentos del Xenozoico".  El argumento, que puede recordar un poco a Mad Max, nos habla de un futuro postapocalíptico, en el que los supervivientes humanos han de convivir con nuevas especies de dinosaurios, pasando a ocupar un puesto inferior en la pirámide alimentaria. El protagonista es un mecánico que es capaz de hacer funcionar los pocos cacharros de cuatro ruedas que han podido ser rescatados del desastre. La serie estaba muy bien dibujada y lo que es más. resultaba más entretenida que los productos de la factoría Spielberg.
















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