miércoles, 17 de noviembre de 2021

 EL "PRIMADO NEGATIVO" EN LA INDUSTRIA DEL ENTRETENIMIENTO

Fotograma de "The Fool Monty" de Los Simpson

“La programación predictiva es una forma sutil de condicionamiento psicológico proporcionado por los medios para familiarizar al público con los cambios sociales planificados que nuestros líderes deben implementar. Si estos cambios se llevan a cabo, el público ya estará familiarizado con ellos y los aceptará como progresiones naturales, disminuyendo así la posible resistencia pública y la conmoción”.

Alan Watt.

Este es un tema complejo y muy inquietante sobre el que quería hablar desde hace tiempo.  El deseo por parte de los poderosos de controlar las mentes y las voluntades de la gente no es nada nuevo, pero nunca hasta ahora se había dispuesto de unas herramientas  tan sofisticadas para lograrlo: un conocimiento profundo del funcionamiento de la mente humana como el que aporta la Psicología, y unos medios técnicos que permiten influir sobremanera en las masas.
Los Grandes Titiriteros que mueven los hilos tienen su agenda (2030) y saben muy bien qué deben hacer para que esta sea aceptada por la mayoría de la población sin apenas resistencia. Ellos siembran y escriben en nuestras mentes, y se valen para ello de los mal llamados medios de comunicación  y de la "industria del entretenimiento", que debería llamarse mejor industria de la programación mental y del adoctrinamiento de los borregos de la Matrix. 
Es algo que podemos comprobar por nosotros mismos, como de repente determinados temas se ponen de moda en el cine, las series de la tele, los informativos... y parece como si todos remaran en una misma dirección. Todo lleva una progresión, y tendencias y comportamientos que antes eran inasumibles terminan siendo aceptados como normales por la sociedad, y sobre todo por las nuevas generaciones, que han sido bombardeadas de forma sutil y persistente por una propaganda de la que los sujetos no suelen ser conscientes, porque se filtra a través de productos aparentemente inocuos, como las películas, la publicidad,  las series, los videojuegos, los dibujos animados, los videoclips musicales, etc.
El "efecto priming", "primado negativo" o  "programación predictiva", es un término tomado de la Psicología y que se refiere a la velocidad de procesamiento y de respuesta del individuo a los estímulos presentados. En la acepción que nos interesa, sería una técnica de control mental que consiste en condicionar el comportamiento humano manipulando lo que se conoce como "memoria implícita", que es la que empleamos los humanos cuando realizamos actividades de manera mecánica o inconsciente. Tiene mucha relación con lo que se conoce como la ventana de Overton, y a menudo se refuerza con otras técnicas como las imágenes subliminales para prender con más fuerza en el inconsciente de los espectadores. Se trata de un mecanismo de manipulación de la mente y de las emociones encaminado a producir desorientación, ceguera inatencional y disonancia cognitiva al por mayor, lo que acaba por redundar en el aborregamiento y el comportamiento pasivo  del personal. Y esto permite que se aceleren los cambios y resulte más rápido convencer a la sociedad para que marche en una determinada dirección.
La manera como opera el "primado negativo" en estas producciones destinadas al ocio del gran público suele consistir en presentar un cambio social o un evento  planificado por los "amos", entre argumentos dramáticos o de comedia, como si fuese tan solo una ficción. A nivel consciente y utilizando la lógica, el espectador no  cree que tal hecho pueda ser posible ni deseable en un futuro cercano, pero el mensaje cala de tal manera en el inconsciente que se instala en él como  memoria implícita. Y esta última se activa en el aprendizaje, sin que seamos conscientes de ello, de modo que si estamos  sometidos a un bombardeo continuo de esta clase de mensajes resulta fácil que acabemos por considerar esos eventos como inevitables, como una evolución natural de las cosas. En último extremo se llega a cambiar tanto la percepción que el sujeto tiene de la realidad que puede generar en este un sentimiento de rechazo en el momento en que,  por casualidad, llegue a acceder a una fuente de información veraz que le ponga en guardia sobre este tipo de manejos (lo que suele llamarse "contrainformación"). De esta forma se consigue desacreditar cualquier discurso alternativo que se oponga al pensamiento único dominante.
Así, empleando esta clase de técnicas, los medios de comunicación pueden llegar a convencer en unas pocas generaciones al público para que cambie de opinión sobre determinados temas que les interesan, como por ejemplo el derecho al aborto, la eutanasia,  el empoderamiento, la teoría de género, la pedofilia, el terrorismo global, las pandemias, la emergencia climática, el transhumanismo, la conveniencia de practicar el canibalismo, o lo que más les convenga. 
Cuando se comprueba que el rebaño esta preparado para pasar a una nueva fase, la mal llamada "élite" (es decir, la mafia que hoy día quiere mandar y controlar el mundo)  puede volverse más osada  e incluso llegar a mostrar sus cartas, empleando la manipulación de un modo bastante menos sutil.
En los últimos años está cundiendo la sensación de que apenas se molestan  en disimular cuales son sus designios para con nosotros, los simples mortales, y que nos los restriegan  muy a menudo por la cara. Así sucede cada comienzo de año con la portada de "The Economist", la publicación de la todopoderosa familia Rothschild, que siempre suele acertar casualmente en sus "predicciones". Como igualmente certeros son los vaticinios de  un Bill Gates y de otros mangantes licántropos... perdón, quise decir magnates filántropos ¿Y qué decir de esas  ceremonias tan extrañas  como la de la inauguración de las Olimpiadas de Londres de 2012 (en la que, por cierto, se han encontrado no pocas alusiones a la actual plandemia) o el aquelarre  satanista celebrado en el Túnel de San Gotardo en el 2016? Nuestros amos, fervientes adoradores del Diablo, se complacen en exhibir sus rituales a la vista de un público cada vez más depauperado intelectualmente y que se ha acostumbrado a tomar como "diversión" toda clase de aberraciones.
A ello ha contribuido de un modo decisivo la industria musical y cinematográfica-televisiva, ofreciendo productos de pésima calidad artística (algo que se va incrementando con el paso de los años) pero, eso sí,  repletos de "contenido" subliminal y no tan subliminal, ya que a medida que van bajando la guardia las nuevas generaciones a la par que desciende su coeficiente de inteligencia  esta precaución se vuelve innecesaria. Nos vienen a la mente de modo inevitable los experimentos de "lavado de cerebro" de la CIA, como los del programa MK Ultra, o el control de los medios de comunicación como en la operación Mockingbird.

Como sucede con las imágenes subliminales, hay auténticos especialistas en descodificar "primados negativos" en las películas, spots, videojuegos, dibujos animados, espectáculos musicales, etc.; y si se buscan, se encuentran por millares. El investigador escocés Alan Watt es el principal y más serio defensor de esta teoría, que los medios oficiales se empeñan en presentar  como friki-conspiracionista. Es cierto que muchos blogueros y  youtubers no resisten la tentación de aderezar sus investigaciones con sabrosas referencias a la farsa alienígena, los reptilianos de la cuarta dimensión, y con mucha numerología illuminati

Pero aunque en muchos ocasiones parezcan rebuscados, es forzoso reconocer que algunos ejemplos analizados por ellos sí que son bastante llamativos y convincentes. Si para algo ha servido la actual plandemia es para demostrarnos hasta qué extremos son capaces de llegar los medios de desinformación  y de adoctrinamiento en su papel de manipuladores al servicio de las "élites", los fondos buitre y las megacorporaciones, así que a la luz de lo que llevamos vivido en los dos últimos años estas revelaciones adquieren un singular relieve. Porque a magufos y a charlatanes a los directores de los "informativos" del sistema no los gana nadie.

En relación al coronatimo existe un buen número de películas taquilleras que, en cierto modo, fueron preparando los ánimos para aceptar la inminencia de una pandemia global y lo necesario que iba a ser que asumiéramos entre todos (sobre todo los de abajo) muchos sacrificios, como la restricción de nuestros derechos y libertades, etc. "Soy leyenda", "Doce monos", "Estallido", "Paciente Cero""Contagio", son algunos de los títulos más conocidos. Esta última, dirigida en 2011 por Steven Sorderberg, ofrece una versión oficialista y perfectamente creíble para la mayoría del público, y resulta sorprendente por la cantidad de correspondencias que tiene con la actual "crisis sanitaria". No falta ni el origen chino, ni la zoonosis del murciélago ni el negacionista de turno, interpretado por Jude Law, al que se desacredita como alguien que intenta sacar provecho de la situación. También las series de tv han abordado el tema con insistencia, siendo en este sentido curiosa la británica "Utopía" de 2013, ya que ofrece una explicación alternativa del origen de las "pandemias", y vista hoy casi a toro pasado puede llegar a actuar como "primado positivo", como despertador de conciencias adormecidas. Aquí en España hemos tenido que soportar "La valla", una serie con primado negativo de manual, pero además pésimamente interpretada, como sucede en general con cualquier otro producto de la marca spanish.
La serie de animación "Los Simpson" han servido de programación predictiva en este asunto, como en tantos otros. Es revelador el episodio "Tonti Monty" (2010) en el que, entre bromas, se nos habla de una  pandemia orquestada por los medios y que termina haciéndose realidad, y de una población presa del pánico que exige que la vacunen. También hay un anime japonés, "Sailor Moon", en el que los niños pudieron ver "predicciones" similares. Y no nos olvidemos del videojuego para Play Station 2 del año 2000 "Deux Ex", que según parece planteaba un escenario en el que los Illumiti liberaban deliberadamente un virus con el fin de crear una plandemia global que les permitiera controlar la humanidad, reforzando la videovigilancia, suspendiendo los derechos civiles y creando campamentos Fema para los "infectados", que en realidad serían disidentes políticos. Como se ve, la cosa la vienen preparando desde hace tiempo.





Si repasáramos todas las películas y series que nos hablan de amenazas de todo tipo, con el objetivo de infundir en el inconsciente del público el pánico permanente, no daríamos abasto . Esto, aderezado además con la psicosis cotidiana de los telediarios, empuja a la gente a que este se entregue en las manos protectoras de Papá-Mamá Estado (que a su vez, me atrevo a añadir pertenece casi siempre a las grandes corporaciones y a los fondos buitre). 
Además de los virus están los zombies (a veces asociados a  los virus, cuando se trata  de individuos  que han sido infectados por ellos) o las invasiones alienígenas, viejo tema que ya se usaba durante la Guerra Fría. También nos hemos acostumbrado desde " Blue Thunder" (1983) a ver como normales los estados policiales donde las fuerzas del "orden" despliegan una violencia inusitada contra la población , a la que mantienen sometida a constante vigilancia. Resulta evidente que desde el 11-s y más ahora con la plandemia, nos estamos acostumbrando a que este clase de situaciones empiecen a ser habituales: registros en los aeropuertos, cámaras de videovigilancia en todas partes, empleo de la fuerza contra los ciudadanos corrientes, confinamientos y prohibiciones, ordenamientos cada vez más restrictivos, pasaporte de vacunación... Estamos inmersos en una Tercera Guerra Mundial, desatada por las "élites" contra la gente común, una guerra en la que en lugar de balas se disparan preferentemente escenarios, porque les sale más rentable. Sobre el autoatentado de las Torres Gemelas tampoco faltarían, según se dice, algunas "predicciones" en episodios de los Simpsons (Matt Groening debe de estar al cabo de la calle de todos los planes de los Illuminati) e incluso en películas como la de Eddie Murphy "Entre pillos anda el juego", tan reveladora por otra parte del timo en el que consisten las actuales partitocracias.
El otro asunto que se está convirtiendo en obsesivo entre los políticos, prohombres filantrópicos, medios  de comunicación y demás, pero que antes se fue filtrando en la memoria implícita mediante filmes y teleseries es el de una inminente catástrofe medioambiental provocada por la mano del hombre. Sirvan de ejemplo títulos como "El día de mañana" (2004), "2012" (2009) que aprovechó el tirón apocalíptico de las profecías mayas, "Interestelar" (2014), etc., etc., etc. Como su propósito es imponernos nuevas restricciones de derechos y hasta confinamientos a cuenta del cambio climático, ya están "sembrando" en el público  para preparar el escenario.
Otro tema con el que se juega,  casi siempre  con el propósito de presentarlo como un dislate conspiranoico, es el de las sociedades secretas, como la Masonería, y su influencia en la marcha de los acontecimientos del mundo.
La última película de Stanley Kubrick, "Eyes Wide Shut", dejada inconclusa por su director en el umbral del nuevo milenio y terminada por sus colaboradores, desvelaba una trama  de corrupción con tintes satánico-masónicos de elementos muy poderosos de la sociedad , que organizan en secreto misas negras y orgías con esclavas sexuales a las que obligan a prostituirse y a celebrar ciertos ritos secretos. ¿A qué nos suena todo esto? Al "Lolita Express" de Jeffrey Epstein, naturalmente, y a otros casos similares que salpican desde hace tiempo al mundo de la política, el cine, el dinero...¿Conocía el director de "El resplandor" la existencia de estas redes, tal vez porque estaba también metido en el ajo, y su propósito fue denunciarlas?  Por ese motivo, y según afirman algunos "teóricos de la conspiración", fue eliminado durante el rodaje, por haberse ido de la lengua. 
Una vez más, otro episodio de "Los Simpson" titulado "Homer el grande" nos explica el ingreso del patriarca de la familia en una sociedad secreta llamada los "magios" cuyos emblemas y rituales recuerdan bastante a los de la masonería. El claro propósito es tomarse a burla la influencia  real de esta secta conspirativa en hechos que han ocurrido y siguen ocurriendo a día de hoy, algo que está corroborado por la Historia.
Otro grupo de "predicciones" hacen referencia al transhumanismo, a la suplantación del hombre por las máquinas o al menos a la fusión de los humanos con las computadoras y los robots. Aquí la lista es larga, desde "2001, una odisea en el espacio" de Kubrick (repleta de simbología masónica, al parecer), pasando por "Blade Runner" y por toda la saga de los "Terminator", "Robocop" y otros cyborgs, hasta llegar a la "A.I. inteligencia artificial " (2001) de Steven Spielberg.
Ya sabemos que Julio Verne, H.G.Wells  y otros autores de obras de ficción dieron a veces en el blanco y anticiparon muchos adelantos científico-técnicos, e incluso algunas tendencias sociales que luego se hicieron  realidad. Lo mismo sucede con muchas de estas producciones cinematográficas, no podemos estar seguros, aun cuando las coincidencias con lo que está pasando actualmente en el campo de la cibernética y la ingeniería genética sean en algunos casos muy sorprendentes y hasta inquietantes, si se trataba ya de "primado negativo" o hay que atribuirlas en exclusiva a  las dotes adivinatorias, el talento o a la intuición de los autores, o a la pura casualidad. El hecho es que buena parte de las producciones más recientes, como la serie "Black Mirror", que en su versión británica no dejaba de tener algunos episodios interesantes por su enfoque tenebroso, van  muy en la línea de que pasemos a aceptar como algo natural e irremediable que el transhumanismo llegue a formar parte de nuestras vidas.En este sentido, la famosa película "Avatar" (2009) no hizo más que preparar el terreno al "metaverso" (zombificación de la conciencia) de Mark Zuckerberg

En la actualidad son las series de Netflix, HBO, etc. las que se llevan la palma en cuanto al uso de la programación predictiva para formatear los cerebros y condicionarlos a un nuevo panorama en el que por fin imperarán los géneros fluidos, la utopía transhumanista y el multiculturalismo nivelador. Las futuras  generaciones llegarán adoctrinadas a ese paraíso para unos pocos que nos están preparando nuestros amos y señores.


Algunos sostienen que el "primado negativo" puede convertirse en positivo, si somos conscientes de la manipulación que se esconde detrás de los productos de "entretenimiento". No estoy seguro de que esto se cumplaen la mayoría de los casos, pero sí  que existen películas interesantes, algunas de ellas excepcionales, que son altamente recomendables y que pueden ayudarnos a "despertar" . Y no me refiero precisamente a "Matrix", a la  que considero un ejemplo perfecto de primado negativo, aun cuando pueda ser aprovechada en un sentido positivo, como ha hecho en varias ocasiones Juan Manuel de Prada en sus artículos. "Network"(1976) es un retrato despiadado de la manipulación constante a la que nos someten los medios de comunicación. La hoy casi olvidada "Agency" (1980) en la que se advertía sobre el empleo de las imágenes subliminales en las campañas de los políticos o "Ellos viven" (1988) una alegoría de John Carpenter sobre el control mental y el engaño masivo de la gente zombificada, algo muy parecido  a lo que llevamos padeciendo a nivel mundial estos dos últimos años.





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