martes, 23 de febrero de 2021


 UN CUENTO DE HADAS POSMODERNO

Éranse una vez que se eran dos ídolillos de barro de las juventudes infantilizadas y subnormaloides, una pareja de luminarias prefabricadas para llevarse al huerto a una generación de millennials lobotomizados y futuros esclavos del Poder Omnímodo, que sueñan con emular las gestas que escucharon en los labios de sus abuelitos, esos que tiraban adoquines en las barricadas del Mayo del 68.
Érase una niñata escandinava, avinagrada, epiléptica y aquejada de trastornos vaginales múltiples, de esos que a lo mejor se le pasan cuando le echen su primer polvo, si hay algún  valiente que algún día se atreva a semejante gesta, programada al modo MK Ultra para montar su show y servir de espectáculo bufonesco en los cenáculos de los nuevos crasos. Una posesa de Pazuzu, que despotrica sobre el cambio climático, pero que al mismo tiempo no se priva de ninguna de las ventajas que ponen a su alcance las muy contaminantes industrias tecnológicas.  Un engendro patético y lamentable, a cuyos padres habría que aplicar cuanto antes el tercer grado, como mínimo
Y érase que se era también un arrapiezo del mediodía, que responde al nombre de  Pablete Rivadulla, vástago de esa burguesía catalufa, antaño miserablemente genuflexa ante el franquismo y hogaño tan indepe y modernoide, un niño de papá eternamente  consentido y eternamente cabreado (no se sabe muy bien por qué) y que está acostumbrado a que le toleren cada una de sus ocurrencias y travesuras. Como la de considerarse "artista" o "músico", cuando ya sólo por la basura a la que llama música deberían mandarlo a galeras durante una larga temporada. "Música" que a pesar de todas las prohibiciones, sigue  accesible en el tan  (para otros) interventor YouTube, y que cuenta con demasiados seguidores. Pero qué se puede esperar de un mundo en el que pronto estará proscrita hasta la Quinta Sinfonía de Beethoven, por "blanca y elitista"
Este sujeto se despacha a gusto glorificando el asesinato, el coche bomba y el tiro en la nuca, sin que por ello reciba la reprimenda de la zurdería feminidiota por delitos de odio . Es más, "libertad de expresión" claman para él los suyos, los de la mafia morada, esos niños pijos devenidos en vividores profesionales de la política, a la vez que censuran y tapan las bocas de todos aquellos que disientan de sus caducos postulados progres.
Y con sus apoltronados culos asentados en el gobierno aún se permiten excitar a las hordas de orcos, cagaditos de sus colegas antifas y BLM del otro lado del charco, para sembrar el caos y arruinar a los pocos comerciantes que malviven en estos tiempos del cólera wuhánico. Estos últimos no tienen otro motivo para incendiar las calles, con la que está cayendo, que invocar al nuevo mártir que quiere eludir su condena, que tiene tan bien merecida por sus barrabasadas. Sirven al poder quemando contenedores para crear cortinas de humo Qué van a ser antisistemas estos; son la vanguardia misma del sistema, los cachorrillos predilectos, amamantados y "educados" por la izquierda progre, que ahora está recogiendo los frutos que han sembrado.

Un consejo: Ya están tardando este par de monsters en pedir cita en el programa de Carlos Sobera. Que se besen y que se casen, y que el RoboCop- Echeninga  Dominga oficie la ceremonia. Que el pajillero catalufo se cepille de una vez a la pedorra del Norte y  que ambos engendren un bastardo, que a buen seguro será el definitivo Anticristo de los tiempos transhumanistas y transgénicos que nos esperan. 
Y  colorín colorado, amén.
 

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