martes, 20 de noviembre de 2012

OTTO DIX


Expresionista, pintor de la nueva objetividad, tradicionalista, vanguardista, izquierdista, antibelicista, nietzschiano, artista "degenerado"... Todas estas etiquetas se han aplicado al inclasificable Otto Dix, sin duda el artista más importante que ha parido Alemania en el siglo XX , con la excepción quizás del escultor Arno Breker (opuesto a él en tantos aspectos).
Lo que sin duda se puede decir de Dix es que supo continuar una tradición del realismo genuinamente teutónica y que se remonta  a los Viejos Maestros del Renacimiento nórdico (Grünewald, Hans Baldung. Brueghel o el propio Durero) que eran capaces de captar los horrores de la brujería y el satanismo de entonces, aplicando una lente de gran precisión, que hoy llamaríamos hiperrealista. Dix supo descubrir esos mismos horrores en la vida cotidiana de su  tiempo, en un pais destruido por la guerra y por la conflictividad social creciente. Nuestra propia época parece dirigirse siniestramente ahora por los mismos derroteros.
La guerra fue uno de sus temas predilectos, al que volvería una y otra vez a lo largo de su vida, ya que su experiencia como combatiente de la primera guerra mundial le dejó una huella profunda. En su obra (mediante dibujos, aguafuertes y cuadros al óleo) disecciona este tropismo humano de forma despiadada a veces, sin ninguna clase de sentimentalismo, mostrando sus miserias con toda su inherente crudeza y brutalidad, lo que provocó el disgusto de algunos pacifistas de izquierdas, pero también del ejército y de algunos jerarcas nazis.
¿Era Dix entonces un pacifista al estilo de Erich Maria Remarque, como han defendido algunos? Lo paradójico es que él mismo lo negó siempre, y en cierta forma se sentía afortunado por haber vivido y experimentado en su propia piel los "desastres de la guerra", como Goya los llamaba.Se trataba de un individuo curioso, que creaba honestamente a partir de sus experiencias personales, sin asomo de autocompasión (pero sí mostrando a menudo piedad y simpatía por las víctimas de los horrores de entonces), y que defendía el derecho a expresarse de una manera original e independiente.Sus encontronazos con el poder le costaron su puesto de profesor en la Academia de Dresde, y que parte de su obra fuese destruida, siendo tachado de "degenerado"...Entonces no existía el "clan de la ceja", pero también se compraba la complicidad de los artistas. A Dix no le pudieron comprar.

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