lunes, 28 de octubre de 2024

 NUEVAS FECHORÍAS MUNICIPALES EN LA FORTALEZA DEL CASTRO


Antiguo escudo de Vigo y la nueva versión 2.0


Continúa la tala indiscriminada de árboles en las inmediaciones de la Fortaleza del Monte del Castro en Vigo, ordenada por el incombustible alcalde Don Abel Ramón Caballero, algo que hemos venido denunciando en anteriores entradas, como en https://morenoruizignacio.blogspot.com/2024/04/mas-madera.html#more ya que entendemos que este tipo de acciones no sólo afectan negativamente al medio ambiente y a la salud de los  ciudadanos, al suponer una brutal agresión al "pulmón verde" de esta ciudad, sino que no se debe ignorar tampoco su dimensión histórica y estética.
No nos cansaremos de repetir que el peculiar concepto que tiene de la "modernidad" Don Abel el Titiritero, y que se corresponde con ese despliegue de hiperactividad urbanística del que hace gala, va a resultar a la larga muy gravoso y sobre todo peligroso para los ciudadanos sobre los que ejerce su poder omnímodo. Si bien en muchos pequeños y  medianos municipios de España las quejas motivadas por la inactividad de sus respectivas alcaldías suele ser la norma, dedicándose los cargos públicos a llenarse los bolsillos con los impuestos y ayudas de la UE, sin dedicar ni una mísera partida para arreglar las calles o las aceras que sí lo necesitan, el caso de Don Abel constituye un ejemplo de que a veces lo contrario puede resultar incluso mucho más devastador. 

El destrozo del bulevar de Manuel Olivié prosigue a todo gas


Hay que reconocer que, debido sin duda al carácter psicológico complicado y bipolar del personaje, en algunas ocasiones ha acertado en sus decisiones, como en la ampliación del sendero del río Lagares por la zona de Cabral y Lavadores, que ha facilitado el acceso a parajes naturales antes menos transitados (aunque estos también en cualquier momento pueden correr el riesgo de que el preboste intente "mejorarlos", de cara a su explotación turística).
Pero estos aspectos positivos de su gestión se ven ensombrecidos por esa obsesión suya de convertir a Vigo en un destino turístico de mala calidad, a base de explotar la horterada de las luces de Navidad y de competir con el alcalde de Cádiz a ver quien tiene el árbol navideño más grande.
Mucho más grave es la escabechina que está perpetrando ahora mismo en la antaño muy hermosa Fortaleza del Castro, baluarte histórico y parque forestal, que hasta ahora conservaba ejemplares arbóreos de gran porte e interés botánico. 
La mayoría de los vigueses no entienden la obsesión que tiene Don Caín Caballero de llevarse por delante estos viejos amigos del Reino Vegetal que proporcionan sombra en los días de calor y alegran el espíritu con sus bellas formas y el color de su follaje; además de contribuir a hacer más respirable el contaminado aire de las ciudades.


Dentro del recinto amurallado ellos también estorban.



Lo cierto es que en los últimos años se ha hinchado a poner rampas deslizantes por aquí y por allá,  hasta en los lugares más insospechados y donde no hacen ninguna falta, y en concreto en la avenida de la Gran Vía, en dirección a un conocido centro comercial. Para lo cual se ha tenido que cargar un hermoso bulevar de castaños de Indias, que refrescaban y oxigenaban esa arteria de la urbe olívica, donde resultaba muy necesario. Los grandes planes del pequeño tirano incluyen continuar con sus rampas y arboricidios en la otra vertiente de la Gran Vía y en la subida desde la Plaza de España hasta el monte del Castro, y ese es el pretexto que esgrime para cepillarse otro bulevar arbolado. Pero es que incluso dentro del recinto de las murallas parece que le molesta la presencia de árboles venerables y majestuosos, a los que ha asesinado sin piedad con la motosierra, sin que existieran señales de deterioro que justificaran tal proceder. 
Parece que en este caso se trataría de completar el proyecto de musealización, con fines turísticos, de la fortaleza del Castro, que incluye una proliferación exagerada de paneles explicativos, algunos de ellos aprovechados para el llamado Plan de Memoria Histórica /Democrática, y la apertura al público de un túnel antiguo que discurre por el subsuelo del recinto. Lo que resulta bastante desafortunado, y hasta chocante, es el empleo de recursos sonoros, que repiten sin cesar las explicaciones de los paneles o acompañan el recorrido turístico por el túnel con gritos y explosiones que se oyen desde el exterior,  sobresaltando a los visitantes como si estuvieran en un parque de atracciones.
No nos debería extrañar que al señor alcalde se le haya ocurrido utilizar los muros de la fortaleza como pantallas para proyectar haces de luz o imágenes sobre ellos, con el fin de crear  un espectáculo de color y sonido que amenice las noches de verano de los turistas que vienen a ver el Marisquiño... Y claro, los árboles que crecen en la zona molestan para semejante fin.

Ejemplar talado cerca de la muralla

Sottovoce se comenta que en el Castro y en otros emplazamientos de la ciudad (no sería extraño que entre ellos se incluyese la Gran Vía) el ayuntamiento va a instalar una red metereológica de sensores, a la manera de los termo-higrómetros que se pusieron en Madrid, para medir los niveles del supuesto "calentamiento global". Este sería el primer paso que justificaría la creación de zonas de bajas emisiones y la imposición del proyecto del Vigo Central, para restringir el tráfico de los vehículos de gasolina y diesel, es decir de aquellos ciudadanos que no puedan pagarse un coche eléctrico. Como es evidente, los árboles de especies frondosas refrescarían la atmósfera y no permitirían registrar los grados de calor que este alcalde tan molón y tan woke necesita para implantar sus medidas de la Agenda 2030.
Se da la paradoja de que este señor tan ecologista, que estuvo presente en la Cumbre del Clima del 2019 y todo, quiere impulsar sus medidas de protección del medio ambiente cargándose la mayoría de los árboles que hay en la ciudad... Y seguro que la gente no va a hacer nada al respecto, y pasará otra vez por el aro. Algún día se lamentarán cuando ya sea demasiado tarde.
El ecologismo de Don Abelardo, al igual que el feminismo de Errejón y de Iglesias o la solidaridad con el pueblo palestino de Sánchez, no es otra cosa que una tremenda impostura.

No hay comentarios:

Publicar un comentario