lunes, 4 de noviembre de 2024

PROFECÍAS AUTOCUMPLIDAS


 Si el COVID-19 (así, con mayúsculas) fue la excusa para la alerta sanitaria y para una retahíla de medidas que se impusieron a la población desde el año siguiente y que todavía traen cola, la DANA del 2024 (así, como aparece en los "medios", con mayúsculas) será el pretexto para la próxima "alerta climática" cuyos efectos restrictivos sobre nuestros derechos fundamentales empezaremos a sentir a partir de 2025 y en adelante.
Hay que suponer que en este trágico asunto ha habido más maldad que incompetencia por parte de la administraciones central y autonómicas, ya que esa dejación total de funciones por parte de los supuestos "responsables públicos" durante los  primeros días de la catástrofe sólo ha podido obedecer a instrucciones recibidas de instancias superiores a ellos mismos. Las declaraciones de la Organización Meteorológica Mundial, dependiente de la ONU, y de Ursulina von der Brujen, apresurándose a relacionar las inundaciones de Valencia y otros lugares de España  con el dichoso "cambio climático", echándole la culpa indirectamente a los ciudadanos normales y corrientes, que tendrán que pagar las consecuencias de sus "pecados" contra el medio ambiente, no pueden ser más claras al respecto. Aquí hay trazado un plan siniestro que seguirá con los designios de la Agenda 2030 de un modo inexorable, y los gobiernos de los estados están dejando de actuar o colaboran activamente para que el daño y la mortandad en esta clase de situaciones sean los máximos posibles.
Aquí la lucha partidista que obnubila los sentidos de la mayoría de la gente en nuestro país y en tantos otros, apenas es decisiva. Tanto da que el llamado por el pueblo "Perro Sánchez" dimita antes de fin de año o siga en el poder, aunque todo parece indicar que su huida hacia adelante y su táctica de que un escándalo tape a otro escándalo tiene ya un corto recorrido, y que su ciclo está llegando a su fin. Otro vendrá, como el narcocovidiano Feijoo que le sustituirá para desempeñarse en el cargo igual o incluso peor que él (y lo que indica la gestión del gobierno del PP en la comunidad valenciana no puede ser, en este sentido, más inquietante) porque en realidad todos obedecen a los mismos amos.
Lo único que parece estar cambiando, a la fuerza y a base de recibir estas bofetadas de realidad, es la percepción que la gente va teniendo de sus supuestos "representantes" políticos. A algunos les han llegado a suministrar en las últimas jornadas una más que merecida ración de insultos y de fango, y hay quien se ha escapado por los pelos de la estaca vindicativa o de acabar linchado por las masas. 
Aviso evidente a los lacayos de la oligarquía de que el desempeño de su papel de marionetas al servicio del poder financiero globalista puede resultar en ocasiones también bastante peligroso. 

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