martes, 8 de octubre de 2024

 LA LECCIÓN MAGISTRAL DE LA SEÑORA MARQUESA


Por fin en el país hermano mexicano han investido a su flamante presidenta electa: Claudia Sheinbaum, del Partido Morena, heredero del mafioso y ultramasónico PRI de toda la vida, ex-guerrillera, como Petro dixit, de la sección mexicana del M19, esos terroristas colombianos que vimos en la serie "Narcos" robando la espada de Simón Bolívar para vendérsela luego por unos cuantos gramitos al gran capo y gran amigo de Felipe González, Pablo Escobar. Esta atea askenazi de origen lituano, se permite la desfachatez de volver a echar mierda sobre el pasado común de los mexicanos y los españoles, siguiendo con eso la estela de su antecesor López Obrador. Con todo, a esta jázara, que se declara feminista, "izquierdista de la nueva ola" y atea confesa, le han organizado un ritual nahua indígena de purificación en su reciente "toma de protesta", como lo llaman por allí, en el que sólo faltó que se arrancaran también con cuchillos de obsidiana algunos corazones palpitantes, para ofrecérselos en holocausto al dios Huitzilopochtli, según las costumbres de los bondadosos aztecas. 
Como es bien sabido, las marionetas de la Agenda 2030 de nuestro país, y que exhiben con orgullo la chapita multicolor en la solapa, el que lleva la corona y el marido de la imputada Bego, se han perdido el festín,  escenificando un desencuentro por eso de "pedir perdón" que dijo la Sheinbaum; otra títere del Globalismo que apareció, como es de rigor en estos casos, en las "predicciones" que hacen los Rothschild en las portadas de The Economist.
Entre quienes no han querido perderse la ceremonia caníbal de la nueva Jezabel de Tenochtitlan, aparte de Pisarello,  Ana Pontón y otros "patriotas" al estilo Iglesias, estuvo nuestra egregia titular del Marquesado de Galapagar, eurodiputada y ex-ministra de Igualdad, que nos ha dejado un mensaje didáctico y bien cargado de grandes dosis de papanatismo y endofobia. En él le tira de las orejas al Borbón para que haga un acto de contrición y pida disculpas por lo malos que fuimos los españoles hace 500 años, porque organizamos un genocidio del copón. Y hete aquí la prueba, el documento histórico irrefutable: el mural la "Epopeya del pueblo de México" que pintó el artista comunista, negrolegendario y caníbal Diego Rivera para el Palacio Nacional en 1935.
Digo yo que puestos a denunciar genocidios, Doña Irene podría referirse a la masacre de los indios norteamericanos perpetrada por los Estados Unidos, y de la que no quedó ni el tato para contarlo, o uno mucho más cercano que se está realizando ahora en Oriente Medio, con la complicidad de toda la UE y del gobierno al que ella perteneció. Pero eso no sería "políticamente correcto", claro.
Muchos le han recordado a la retrasadita de Galapagar que el autor por el que ahora se deshace en elogios y alabanzas fue un machirulo heteropatriarcal y maltratador de mujeres, empezando por su propia esposa Frida Kahlo, un icono del feminismo woke, a la que le propinó una golpisa en público el mismo día de su boda, y le puso los cuernos al menos con medio centenar de chamacas, entre ellas la propia hermana de Frida. Pero parece ser que cuando se trata de comunistas como este tipo o como Pablo Picasso, no se aplica eso de la cancelación.
Además, si la Señora Marquesa se quisiera informar más a fondo sobre las veleidades ideológicas  de su admirado artista, sólo tendría que leer mi blog, porque hace años publiqué una reseña sobre semejante personaje, vendido en más de una ocasión a los dólares yanquis:https://morenoruizignacio.blogspot.com/2013/05/un-repaso-los-muralistas-mexicanos-y-2.html 
Se enteraría cómo trabajó para el embajador gringo Dwight W. Morrow en los tiempos de Plutarco Calles, o incluso para el infame John D. Rockefeller, cuando estuvo viviendo a cuerpo de rey en los Estados Unidos. Por eso, no tiene nada de extraño que siendo un vendido y un traidor a la Hispanidad se dedicara con ahínco a propagar la Leyenda Negra. Justo igualito que ahora hace la Señora Marquesa.

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