jueves, 13 de junio de 2024

"RONIN" DE FRANK MILLER 


Este trabajo de Frank Miller quizás no sea hoy tan conocido como otros que vinieron después, pero en su momento fue una obra revolucionaria que rompió moldes. Después de haber trabajado para Marvel dibujando la serie Daredevil, en la que también puso de manifiesto su interés por la tradición japonesa, Miller fichó para la DC Comics, donde le dieron mayor libertad para crear una obra más personal. Así surgió Ronin, una serie limitada de seis números, que se publicaron en un formato novedoso (edición prestigio) entre 1983 y 1984.
El planteamiento de la serie propone un insólito salto en el tiempo desde el Japón feudal del siglo XIII a la Nueva York del siglo XXI, representada como una megaurbe decadente que ha alcanzado un grado notable de sofisticación tecnológica. A pesar de la coincidencia del título, nada tiene que ver con la película homónima "Ronin" (1998) de John Frankheimer, en la que el vocablo japonés adopta el significado de guerrero sin señor que se ofrece como mercenario a cambio de una paga. En este cómic de Miller la cosa va más en la línea de la historia de los 47 ronin, de abnegación, sacrificio y lealtades que van más allá de la tumba.
El protagonista es un samurái cuyo maestro Ozaki posee una katana extraordinaria que robó a un demonio llamado Agat, y que obtiene su poder de la sangre de los hombres malvados. Es capaz de proteger a su portador incluso de la magia de Agat, pero no puede destruir a este último, a no ser que beba la sangre de algún inocente. Un día Agat, que es un demonio proteico y metamorfo, se transforma en una bella geisha para tender una trampa a Ozaki y recuperar su katana, y consigue así matarlo. Pero el Ronin intentará vengar a su señor derramando su propia sangre, atravesándose a sí mismo y al demonio con la espada (la típica machada japonesa que hemos visto en tantas películas de samuráis y en alguna europea reciente, como "El emperador de París"). Sin embargo, Agat lanza in extremis una maldición que provoca que ambos se vuelvan a enfrentar en pleno siglo XXI.
En el Nueva York del futuro se está desarrollando el complejo Acuario, un proyecto que pretende regenerar esa ciudad  putrefacta mediante el uso de la biotecnología. Virgo es el superordenador centinela que controla todas las funciones de Acuario y que utiliza como empleado a Billy, un hombre nacido sin extremidades pero que tiene en compensación el poder de la telequinesia. Los responsables humanos del proyecto son el señor Learnid y Taggart, tomando posesión de este último el demonio Agat, con el propósito de poner Acuario al servicio de una empresa de tecnología militar y desencadenar así una especie de Armaggedon que acabe con el planeta. Por su parte, el Ronin sin nombre se reencarna a a su vez en Billy, quien mediante los biocircuitos puede regenerar sus extremidades perdidas. Con la ayuda de Casey, la jefa de seguridad de Acuario, encargada primero de darle caza a requerimiento del falso Taggart, emprenderá la misión de desenmascarar a Agat y vengar para siempre a su maestro... o al menos esas son las apariencias.
Toda esta trama algo densa se desarrolla, sin embargo, mediante una acción muy fluida, sin utilizar textos de apoyo, y tan sólo mediante los diálogos de los personajes y sobre todo a través de las imágenes. La planificación de las viñetas y la composición de las páginas, bastante vanguardista, contribuye a conferir un ritmo especial a la narración. El dibujo reviste ya ese estilo característico de Frank Miller, que con frecuencia presupone un cierto esfuerzo por parte del que lo contempla para interpretarlo e integrarlo en el conjunto narrativo, requiriendo una participación más activa por parte del lector. En Ronin descubrimos ya muchas trazas del arte de Miller que reaparecerán más tarde en sus obras más conocidas: Sin City y 300.
El color a la acuarela, a cargo de Lynn Varley, la ex-mujer del dibujante,  también desempeña un papel fundamental para acentuar el dramatismo de cada una de las escenas, crear las atmósferas adecuadas y lograr el contraste entre las escenas de acción y las otras; pero todo eso de una manera sutil, manteniendo la armonía de las partes y el todo.
Las influencias de Miller fueron diversas: desde el manga japonés ("El lobo solitario y su cachorro" de Kazuo Koike) al cómic europeo, como las historias de ciencia ficción de Moebius. El interés por el Japón feudal, cuyo arte también se homenajea a lo largo del cómic, sin duda bebe mucho del cine de samuráis o "chanbara" de Akira Kurosawa, quien a su vez inspiró a los renovadores del western como Terence Young ("Sol rojo", 1971) o Sergio Leone (la Trilogía del dólar). Aunque la saga Star Wars de George Lucas incorporó algunos elementos del bushido en sus guiones, la principal influencia del cine de ciencia-ficción que aparece en Ronin es sin duda la película 2001: Una odisea del espacio de Stanley Kubrick, de la que toma prestada la idea de Virgo, la inteligencia artificial que manipula a los humanos y actúa por su cuenta.
A su vez, Ronin influyó de un modo muy decisivo en muchos autores de cómic que vinieron con posterioridad, y que no pudieron permanecer indiferentes a todas las innovaciones que Miller había planteado en el arte narrativo visual
No es posible determinar si el autosacrificio de Yukio Mishima pudo contribuir a esta inclinación de Miller por los temas japoneses. El protagonista de Ronin también termina abriéndose el vientre, siguiendo el ritual del seppuku. En cualquier caso, la película "Mishima, una vida en cuatro capítulos" (1985) de Paul Schrader, que sirvió para dar a conocer más a este autor entre el público occidental, es posterior al cómic que nos ocupa. 
No obstante, y conociendo la evolución creativa e ideológica posterior del autor de 300, todo es posible.



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