miércoles, 3 de diciembre de 2025

 BERSERK, EL BUSHIDO Y LOS CABALLEROS LEGIONARIOS


La Edad Media europea ha fascinado siempre a los japoneses, porque más allá del exotismo que suscita en ellos todo lo occidental, les es posible reconocer ciertas similitudes entre su pasado feudal y el nuestro. Los que tenemos unos años recordamos con más o menos nostalgia series de anime como "Vicky el Vikingo" o "Rui el pequeño Cid" que ya trataban de estos temas, aunque con un enfoque bastante infantil. A las generaciones más jóvenes de lectores de manga es posible que les suenen  más ciertos títulos muy exitosos como "Vinland Saga" o "Berserk". 
El primero, obra de Makoto Yukimura, se refiere a una obra bien documentada, en la que se aprecia una evolución en el dibujo desde el estilo más básico y estereotipado de los mangas al inicio de la serie, a uno mucho más complejo y elaborado, para reflejar una historia cruda y realista ambientada en la época de  las incursiones normandas de los siglos IX y X. En cuanto al segundo, es un seinen o "manga adulto" del dibujante Kentaro Miura, y continuado a su muerte por Koji Mori, situado en una época incierta, pero que amalgama elementos históricos y culturales europeos de la  Edad Media y del Renacimiento, creando una especie de  mundo de ficción a la manera de El Señor de los Anillos o Juego de Tronos. También mezcla los elementos realistas con otros de carácter sobrenatural y terrorífico, lo que recuerda bastante a las historias de Conan el Bárbaro, de Lovecraft o de eso que se ha dado en llamar la Dark Fantasy. El dibujo varía bastante de unos capítulos a otros, en función de la narrativa, intercalando momentos de sosiego y de lirismo, pero predominando en conjunto los tonos épicos y muchas veces sombríos, evocando un mundo violento y oscuro, propio de las historias de espada y brujería.
A lo largo de la saga seguimos las andanzas de un guerrero fuera de lo común, al que se conoce por el nombre de Guts, un mercenario que ha sufrido toda clase de horrores y vejaciones durante su infancia, al quedarse muy pronto huérfano, pero que en lugar de sucumbir se ha ido curtiendo en el arte de la lucha hasta convertirse en un combatiente invencible. La época que le ha tocado vivir es muy dura, de permanente conflicto; sin embargo conocerá una añorada Edad de Oro, en la que Guts dejará de ser un solitario para unirse a un grupo de mercenarios,  la Banda del Halcón, dirigidos por Griffith el Halcón Blanco, un individuo con un engañoso aspecto angelical de héroe de cuento de hadas, que se pone al servicio del rey de Midland para protegerle de la invasión de los kushanos, especie de sarracenos u otomanos que cuentan con el auxilio de fuerzas oscuras. En esa época, siendo capitán del escuadrón de asalto, Guts aprenderá a valorar la camaradería de sus compañeros de armas, entre los  que destaca una mujer, Kasca, con la que tiene algo parecido a una relación sentimental.



El destino se tuerce cuando Griffith cae en desgracia a ojos del rey, quien lo encierra y tortura, siendo rescatado más tarde por Guts y los compañeros de la Banda del Halcón, pero su antiguo jefe se ha convertido ahora en una sombra de sí mismo, en una piltrafa humana. Contrariado en sus deseos de gloria y de poder, Griffith, que ha obtenido un talismán llamado el Beherit Carmesí, decide vender su alma al diablo y sellar un pacto con la Mano de Dios, una oscura organización sobrenatural que controla a unas criaturas infernales llamadas los Apóstoles, y a cambio se le pide que traicione y sacrifique a sus antiguos camaradas. En una ceremonia de advenimiento conocida como el Eclipse, la  Banda del Halcón es aniquilada por completo, Kasca es salvajemente ultrajada hasta el extremo de que pierde la razón, y Guts queda mutilado de su ojo derecho y de su brazo izquierdo, llevando desde entonces un estigma indeleble en el cuello, que sangra en presencia de los Apóstoles. Convertido de nuevo en un errabundo, jura vengarse de éstos y de Griffith, y resulta providencial su encuentro con Godo el herrero, quien le fabrica un brazo ortopédico y un enorme espadón, una losa de hierro tan alta como él mismo y conocida como el Matadragones, capaz de partir en dos a cualquier hombre, bestia o demonio que le salga al paso. Más tarde recibirá de la bruja Flora la Armadura de Berseker (de ahí su nombre, que alude a los guerreros vikingos) un artefacto  que hace entrar en trance a su poseedor y lo convierte en una criatura letal y muy peligrosa para sus enemigos, sus aliados e incluso para sí mismo. Es algo parecido a las metamorfosis de Hulk, Slaine o de Kami No Ude, el personaje de "El brazo de Dios" creado por Brocal Remohí. Entretanto Griffith, conocido ahora como Fento, ha refundado la Banda del Halcón con ayuda de apóstoles y de criaturas astrales, se ha hecho con el poder en Midland, y sobre las ruinas de su capital Wyndham ha levantado la portentosa ciudadela de Falconia. Guts en compañía de otros camaradas como la noble Farnese de Vandimion o el pequeño Isidro que quiere aprender sus técnicas de lucha, marchará hacia Elfhelm, la isla de los Elfos, en busca de una cura para Kasca, y  para más tarde reanudar su cacería de los apóstoles y su particular vendetta contra Griffith. La serie, que lleva publicados hasta la fecha más de treinta gruesos volúmenes, prosiguió tras el fallecimiento de su creador y todavía no ha concluido.
A primera vista el personaje de Berserk parece que está inspirado, además de en el replicante Roy Batty, interpretado magistralmente por Rutger Hauer en "Blade Runner", en fuentes niponas, como las que suministran algunos guerreros samuráis históricos o de ficción. Está por ejemplo el daimyo del siglo XVI Date Masamune, apodado el Dragón de un solo ojo porque había perdido uno por culpa de la viruela. Fue un caudillo victorioso en el combate y se convirtió más tarde en un héroe legendario para los japoneses. En la ficción destaca el personaje de Tange Sazen, un samurái manco y tuerto que protagoniza la obra literaria "La catana del lamento", muy popular en el Japón.
Ahora bien, dicho esto permítaseme una digresión. Aunque la autoría del manga sea sin duda japonesa, la historia se enmarca en la Europa del medievo, que para muchos extranjeros es sinónimo de España. Es más, algunos lectores han señalado la aparición de algunos nombres propios y de algunos escenarios en la serie que contienen una clara alusión a nuestro país. Personajes como Isidro, Godo o el mismísimo Guts , portan nombres españoles o que remiten al menos al mundo visigodo. Como broma podríamos incluso decir que el  apellido del autor del manga (Miura) tiene resonancias hispánicas, al ser un apellido que puede ser japonés o de origen navarro, indistintamente. Y algunos pasajes significativos de la serie tienen como marco la arquitectura morisca de la época nazarí o están calcados de otros monumentos españoles como el castillo de Coca (el castillo fronterizo de Doldrey) o el Alcázar de Segovia (aparecido en la versión en anime). Ni siquiera falta la Inquisición, de la mano del padre Mozgus, aunque ésta se destacara más en aquel tiempo en el sur de Francia, durante la cruzada contra los albigenses.
No obstante, es cierto es que es posible también hallar alusiones a otros sitios y episodios históricos que se refieren a otros reinos de Europa: el Palazzio Vechio de Florencia, la catedral de Reims, la Guerra de las Dos Rosas, etc.
Pero si nos aferramos a la hipótesis española, también es verdad que en nuestra historia militar (no restringida a la Edad Media) existen personajes heroicos que encajan incluso mejor que Date Masamune con las características físicas de Guts: tuerto de un ojo y además manco. Por defecto tenemos a Antonio Ripoll (1881-1909) apodado "el capitán de la mano de plata", que perdió su antebrazo izquierdo combatiendo en Filipinas contra los insurrectos, participando en el sitio de Manila, y que llevaba una prótesis como Guts. Decimos "por defecto" porque conservaba al menos sus dos ojos. Su aparente discapacidad no le impidió seguir en el servicio activo en Marruecos, ya que no quiso ingresar en el Cuerpo de Inválidos, y allí murió al mando de la 4ª compañía del Batallón de Cazadores de Figueras nº 6, durante el combate que se desarrolló en el Zoco Jemis en 1909. Su cadáver fue muy maltratado, como acostumbraban a hacer los kabileños con nuestros caídos, pero se pudo recuperar su mano de aluminio que hoy se conserva el Museo del Ejército. Su asombrosa historia inspiró al dibujante Antonio Hernández Palacios un capítulo de su serie "La paga del soldado", publicada en la revista "Trinca" en el año 1972.
"Por exceso" tenemos, como no podía ser menos, al ahora tan famoso vicealmirante Blas de Lezo 1689-1741)  que no sólo era tuerto y tenía imposibilitado un brazo sino que además tenía una pierna amputada. Y aún así, este "medio hombre" se las compuso con 3.000 hombres y seis barcos para frenar en seco a toda una Armada de la Pérfida Albión, dando al traste con sus propósitos de conquistar Cartagena de Indias.
Retrato de Blas de Lezo

Con todo, el militar español mutilado, pero con los cojones bien puestos, más famoso y que más se podría parecer a Guts no es otro que el general José Millán-Astray (1879-1954) fundador de la Legión, quien además de haber sido tuerto y manco tuvo una relación con la cultura japonesa y los samuráis muy especial, como enseguida veremos. Al igual que el  capitán Ripoll inició su carrera en el Ejército combatiendo como voluntario en Filipinas y más tarde en Marruecos. Perdió su brazo izquierdo durante una emboscada en Fondak en 1924, y su ojo derecho por herida de bala, mientras fortificaba la Loma Redonda. Como se ve coincide totalmente, gran casualidad, con las heridas de Guts. Lejos de ser el descerebrado que nos pinta Amenábar (ese chileno subvencionado, que pretende enseñarnos nuestra historia en clave queer) en su peliculita "Mientras dure la guerra", se trataba de un hombre de inquietudes intelectuales, que admiraba al poeta D'Annunzio y que sentía fascinación en concreto por la cultura japonesa. 
Siendo joven muy probablemente pudo leer una temprana traducción del inglés al español (la de Jiménez de la Espada de 1908) de "El Bushido: el alma del Japón" (1895) de Inazo Nitobe. Este autor, economista agrícola perteneciente a un clan de samuráis, le tocó vivir durante el  aperturismo de la Era Meiji, y quiso explicar a los occidentales las tradiciones de su país y la importancia para entender la mentalidad japonesa del código de honor, autocontrol y conducta impecable de los samuráis, conocido como el Bushido (literalmente "la vía de los hombres armados"). En él establece comparaciones entre los guerreros japoneses de la época feudal y la caballería cristiana medieval. Y aparecen algunas alusiones a España muy curiosas, como la siguiente:
"No es del todo falso el viejo dicho que llamaba al rey de Inglaterra «rey de demonios» por las frecuentes insurrecciones y destituciones de sus príncipes por parte de sus súbditos, y que convertía al monarca francés en «rey de asnos» por sus infinitos impuestos e imposiciones, pero que otorgaba el título de «rey de hombres» al soberano de España por la obediencia voluntaria de sus súbditos."
O esta otra acerca del personaje creado por Miguel de Cervantes (otro lisiado de guerra):
"Don Quijote se enorgullece más de su lanza oxidada y su caballo de piel y hueso que del oro y las tierras, y un samurái simpatiza sinceramente con su exagerado compañero de La Mancha. Desdeña el dinero mismo, el arte de hacerlo o atesorarlo."

Millán-Astray quedó muy impresionado por la lectura de este libro, que influyó en él desde sus años en la academia de infantería de Toledo. Más tarde, en 1920 cuando se le ocurre crear el Tercio de Extranjeros para luchar contra la morisma, se inspirará tanto en la Legión Francesa y los Tercios españoles de los siglos XVI y XVII como en el Bushido. De hecho, las enseñanzas morales inculcadas por él a los cadetes de Infantería de Toledo en los años que fue su instructor (entre 1911 y 1912) y el Credo Legionario los configuró a partir del molde del código samurái. Su propósito no era adiestrar a simples soldado, sino redimir a auténticos desechos de la sociedad y transformarlos en caballeros legionarios, para los que no cabía mayor honor que morir en el combate. Para el legionario, como para el samurái, la muerte no es tan terrible como parece, lo horrible es sobrevivir siendo un cobarde (¿te enteras, Amenábar?). De ahí expresiones como "Soy el novio de la Muerte" o "Viva la muerte", que corresponden a una interpretación particular del suicidio con honor o "seppuku", manifestación máxima de honor, lealtad y autocontrol de un bushi y también de patriotismo (como demostraron los pilotos kamikaze en la Segunda Guerra Mundial).

Incluso la expresión que se le atribuye de "Muera la inteligencia" podría relacionarse con el Budismo Zen y el Bushido, dada la primacía que daba esta doctrina a la intuición sobre el intelecto.

Siendo Jefe de Prensa y de Propaganda durante el Alzamiento Nacional de 1936, Millán-Astray decidió publicar en 1941 su propia traducción de "Bushido: el alma del Japón" , en colaboración con Luis Álvarez del Espejo y a partir de la versión francesa de Charles Jacob de 1927. Los éxitos militares nipones contra los rusos en la guerra de 1905 y sus victorias militares contra EEUU al inicio de la Segunda Guerra Mundial causaban admiración entre algunos militares del bando nacional. Además el hecho de que en ambos extremos del continente euroasiático (España y China) se combatiera al comunismo, reforzaba las semejanzas mutuas entre ambos países. El clima bélico de la época y la reivindicación de los valores guerreros hizo el resto.

En el prólogo que el general escribió para ese libro, anota lo siguiente:

"En el Bushido apoyé el Credo de La Legión, con su espíritu Legionario, el de combate, muerte, disciplina, compañerismo, amistad, sufrimiento, y dureza, de acudir al fuego. El Legionario Español es también Samurái, y practica las esencias del Bushido. Honor, valor, lealtad, generosidad, espíritu de sacrificio. El Legionario Español ama el peligro, desprecia las riquezas."
Cartel de los años 70 de Delfín Salas

 

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