viernes, 9 de agosto de 2024

 FUNESTO ANIVERSARIO

El Vicealmirante Blandy y su señora, partiendo la "tarta atómica"

Este mes de agosto un Pequeñín, seguido por su  mellizo el Gordinflón van a cumplir 89 años. Supongo que allá por la tierra del Tío Sam lo celebrarán por todo lo alto, con tartas como esa que sale en la foto, y con el firme propósito de repetir si se tercia la hazaña lo más pronto posible, habida cuenta de que ahora los USA vuelven a ver amenazada su hegemonía mundial. Estas cosas no se deberían dejar en el olvido, ni tirar pelillos a la mar como pretenden los criminales de guerra que usaron ese arma abominable contra la población civil, inventando toda clase de patrañas y justificaciones para lavar su pestilente conciencia. De una manera así de horrenda pusieron fin los USA a un conflicto que ellos mismos necesitaban más que nadie provocar, puesto que su sistema económico precisa desencadenar guerras constantes por todo el orbe para seguir saliendo a flote. 
Recordemos que aquel Proyecto Manhattan lo pusieron en marcha y lo culminaron varios políticos masones (Roosevelt y Truman a la cabeza) y que para ello contaron con varios científicos que pertenecían "casualmente" al pueblo elegido, como Szilard y Oppenheimer. Qué podría  escenificar mejor la alianza globalista que hoy domina el mundo, y encima con ese toque apocalíptico y de cumplimiento de los designios de Jehová que no podía faltar en toda esta farsa.
Oppenheimer, tan blanqueado últimamente con películas apologéticas, además de narigudo era "de izquierdas" y además se nos volvió espiritual y lector del Bhagavad Gita. Pero en realidad era un tarado que intentó envenenar a su profesor con una manzana, y es muy dudoso de que en verdad se arrepintiera de su diabólica invención. 
Si fotos como la que mostramos arriba pueden sorprender por la falta de humanidad que destilan, habría que reseñar de qué forma se enseñó a la población norteamericana a odiar a los japoneses mediante la propaganda y las caricaturas al estilo "Tokio Kid Say". En ellas se practicaba un racismo probablemente mucho mayor al empleado por los nazis contra los judíos, como puede consultarse en la entrada siguiente, que contiene abundante material gráfico:https://www.detectivesdeguerra.com/2020/12/arte-y-racismo-anti-japones-en-la-iigm.html
Los soldados yanquis, completamente fanatizados y persuadidos por la siniestra propaganda del masón  Roosevelt de que los japoneses eran seres infrahumanos, mitad monos amarillos y mitad ratas asquerosas, no dudaron en perpetrar las mayores salvajadas en el Pacífico. Por ejemplo, se estima que el 60% de los nipones que combatieron en las Islas Marianas fueron despojados de sus cabezas para que sus calaveras sirvieran de trofeos a los soldados del Tío Sam, que las coleccionaban como antaño se coleccionaban las cabelleras de los pieles rojas.
Mientras, en la retaguardia, unos 120.000 ciudadanos norteamericanos y de otros países del Nuevo Continente, de origen japonés, fueron internados en campos de concentración.
Ni que decir tiene que la propaganda racista se ha reactivado sucesivamente durante la Guerra del Vietnam, y en otros conflictos contra otros pueblos,  siempre que ha convenido. De esto sabemos un poco los españoles, que también fuimos blanco en su día de las viñetas de los periódicos, con motivo de la Guerra de Cuba y Filipinas.

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