miércoles, 25 de marzo de 2020

ARRIVEDERCI ROMA, ARRIVEDERCI ITALIA, ARRIVEDERCI EUROPA...




La escena corresponde a una película de Federico Fellini titulada precisamente "Roma" (1972) y refleja sucesos reales que ocurrieron durante los trabajos de ampliación del metro de la Ciudad Eterna. Complicado lo han tenido siempre los romanos para crear una red metropolitana moderna que descongestionase el caótico tráfico de vehículos, y en la actualidad el metro de Roma sólo dispone de dos líneas transversales y una tercera de interminable construcción.
La primera línea la empezó a excavar Mussolini en los años 30, interrumpiéndose las obras a consecuencia de la guerra mundial, y la segunda se proyectó en 1964, empezando las obras muy poco antes de que Fellini realizara su película. En esa ocasión los ingenieros emplearon una tuneladora  para acelerar los trabajos, lo que ocasionó no pocos destrozos en las viviendas colindantes.
También se pusieron en peligro numerosos vestigios arqueológicos, sobre todo en la zona de la Plaza de la República, lo que obligó a practicar un desvío.
Desde mi punto de vista, esta escena es lo mejor de esa cinta de Fellini, tan estrambótica como la mayoría de las suyas, en la que realiza un paseo por la memoria y los recuerdos de su juventud, vinculados con la Roma del Ventennio. Historias del pasado y del presente se entremezclan, y esta se corresponde con el momento en el que se hizo la película, con las obras del metro a pleno rendimiento, y sacando a la luz muchas edificaciones antiguas de las que ni se sospechaba su existencia. Debajo de Roma no hay una única ciudad subterránea sino varias.En este caso, los obreros se encuentran en su trayectoría con una vieja domus romana, cuyas paredes están adornadas con magníficos frescos con retratos de antiguos patricios que miran sorprendidos a sus descubridores, a través de los abismos del tiempo.
El episodio tiene algo de trágico y de melancólico, porque a pesar de los intentos desesperados de los encargados de la obra por conservarlas, asistimos a cómo se van desintegrando ante sus ojos esas pinturas al verse expuestas a la acción del aire.Durante siglos escaparon a la vista de los hombres y se conservaron en todo su esplendor , hasta que un día volvieron a salir a la luz por un breve instante.
No se me ocurre una imagen mejor para representar la fragilidad de las cosas humanas y la fugacidad de la vida, ahora que tantos, en Italia y en el resto de Europa, estamos pasando por momentos difíciles. Un saludo fraternal para los italianos y un arrivederci, que espero sea tan sólo un hasta la vista.

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