"EL ÚLTIMO HOMBRE" Y MAYO DEL 68
Vamos a aportar nuestro granito de arena a los fastos y conmemoraciones de este ¡medio siglo ya! del mayo-68 franchute.
A estas alturas de la película hasta el más tonto de baba sabe bien que aquella algarada de "ultraizquierdistas", transformados poco después en pijoprogres, y cuyos avatares han vuelto a aparecer recientemente tras el 15M, supuso el inicio del proceso de aniquilación de la izquierda clásica de toda la vida.
Y no solo eso. Representó el triunfo definitivo del "establishment" capitalista; ese que, en teoría, aquellos revoltosos universitarios tanto decían combatir.
Por el camino se perdió el sentido de lucha colectiva que había caracterizado hasta entonces a la izquierda obrera, que tras perder también sus referentes con la caída del Muro de Berlín, se transfiguró en esa "nueva izquierda" de ahora, tan atenta a satisfacer toda clase de caprichitos y ocurrencias individualistas y pequeño-burguesas. Ahora los animalistas, los que aspiran a que el Estado les financie su reasignación de sexo o los que quieren adoptar a algún refugiado desvalido en su casa, han encontrado por fin un lugar bajo el sol de la Revolución.
En el Discurso Preliminar del "Así habló Zaratustra" de Nietzsche se describe a la perfección al "último hombre" ( o al último imbécil) que es el espécimen que ha retoñado en Occidente tras el mayo del 68.
El capital aprovechó las exigencias hedonistas de aquella generación de consumidores de marihuana y de otros muchos productos, para despojarse de las viejas vestiduras que lo encorsetaban durante la posguerra, cuando las sociedades eran más espartanas, soltarse la melena y revestirse como la Gran Ramera de Babilonia que es, con los mantos multicolores de los mass mierda, la publicidad y la nueva "cultura" de masas. Como también decía Torrente Ballester en su novela La Pascua Triste : "los apóstoles del futuro predicarán la vulgaridad y los políticos la impondrán por la fuerza de una pedagogía debidamente orientada".
Eso se ha cumplido ya, y el resultado es el advenimiento de ese "último hombre", la generación Z(ombi) o postmillennial o como rayos la llamen los sociólogos de turno.
Pasen y vean.
A estas alturas de la película hasta el más tonto de baba sabe bien que aquella algarada de "ultraizquierdistas", transformados poco después en pijoprogres, y cuyos avatares han vuelto a aparecer recientemente tras el 15M, supuso el inicio del proceso de aniquilación de la izquierda clásica de toda la vida.
Y no solo eso. Representó el triunfo definitivo del "establishment" capitalista; ese que, en teoría, aquellos revoltosos universitarios tanto decían combatir.
Por el camino se perdió el sentido de lucha colectiva que había caracterizado hasta entonces a la izquierda obrera, que tras perder también sus referentes con la caída del Muro de Berlín, se transfiguró en esa "nueva izquierda" de ahora, tan atenta a satisfacer toda clase de caprichitos y ocurrencias individualistas y pequeño-burguesas. Ahora los animalistas, los que aspiran a que el Estado les financie su reasignación de sexo o los que quieren adoptar a algún refugiado desvalido en su casa, han encontrado por fin un lugar bajo el sol de la Revolución.
En el Discurso Preliminar del "Así habló Zaratustra" de Nietzsche se describe a la perfección al "último hombre" ( o al último imbécil) que es el espécimen que ha retoñado en Occidente tras el mayo del 68.
El capital aprovechó las exigencias hedonistas de aquella generación de consumidores de marihuana y de otros muchos productos, para despojarse de las viejas vestiduras que lo encorsetaban durante la posguerra, cuando las sociedades eran más espartanas, soltarse la melena y revestirse como la Gran Ramera de Babilonia que es, con los mantos multicolores de los mass mierda, la publicidad y la nueva "cultura" de masas. Como también decía Torrente Ballester en su novela La Pascua Triste : "los apóstoles del futuro predicarán la vulgaridad y los políticos la impondrán por la fuerza de una pedagogía debidamente orientada".
Eso se ha cumplido ya, y el resultado es el advenimiento de ese "último hombre", la generación Z(ombi) o postmillennial o como rayos la llamen los sociólogos de turno.
Pasen y vean.
La muerte de lo sagrado. Ilustración de Barry Kite
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