ENTREVISTA A ILYA GLAZUNOV POR CÉSAR VIDAL

EN LA MUERTE DE ILYA GLAZUNOV

"Invasión"

El pasado 9 de julio fallecía a los 87 años de edad,  en Moscú, el pintor más grande de la Rusia del siglo XX, y que me perdonen los Kandinsky, Malevitch y compañía. Me refiero a Ilya Glazunov, un patriota ruso que supo plasmar en sus lienzos la esencia del espíritu eslavo, con un estilo realista muy particular, que a veces llegaba a recordar al de los iconos de su tierra. Fue un artista envuelto en cierto halo de polémica, dado que aún gozando del respaldo oficial en la época soviética (y postsoviética) nunca ocultó sus simpatías por el tradicionalismo y la monarquía rusa, ni su temperamento religioso, que le llevó a plantearse en algún momento de su vida ingresar en un monasterio ortodoxo.  Desde España, tierra que este artista amó muy especialmente, es de rigor rendirle un merecido homenaje póstumo.

DAMNATIO MEMORIAE

  "Los enemigos del Senado, del pueblo romano, los dioses los persiguen. Oh Júpiter Óptimo, gracias. Oh Apolo Venerable, gracias. A los Gordianos dedicamos los templos. El nombre de Maximino, una vez borrado, debe ser eliminado de las almas. La cabeza del enemigo público es arrojada al río [Tíber]. Su cuerpo permanece sin quemar. El que amenazó con morir en el Senado ahora está muerto como él merecía. El que amenazó con poner el Senado en cadenas fue asesinado ahora, como es correcto. Damos las gracias a la mayoría de los emperadores, Balbino, Pupieno y Gordiano III, los dioses te salvarán. [...] »(Historia Augusta, Los dos Maximinos 26.2-4.)

Obras de Juan de Ávalos

PINTURA AL ÓLEO EN MOVIMIENTO

Aún a riesgo de parecer demasiado rusófilo, lo cierto es que tengo la costumbre de echar de vez en cuando un vistazo hacia el Este a la hora de buscar artistas capaces de crear un arte bello, incluso en nuestros días. En esta ocasión voy a dar a conocer, para aquellos que nunca hayan oído hablar de él, a un genio de la animación, al ruso Alexander Petrov, cuya obra resulta admirable por muchos motivos. Este artista, nacido en Prechistoye (Yaroslav Oblast) en 1957 y discípulo en Moscú del maestro Yuri Norstein, ha realizado un número respetable de cortometrajes con un estilo pictórico entre realista y romántico, y repleto de referencias literarias. En Rusia realizó "La Vaca" (1989) basado en un cuento de Andrey Platonov, "El sueño de un hombre ridículo"(1992) inspirado en Dostoievski, y "La Sirena" (1997) recreando una fábula de Alexander Pushkin, entre otros.
Pero su obra más conocida, y por la que recibió un bien merecido Óscar al mejor cortometraje animado en 1999 fue su adaptación del relato de Ernst Hemingway "El viejo y el mar". Se trata de un corto de veinte minutos de duración, pero que mantuvo ocupado a su autor durante unos dos años, porque siguiendo su peculiar e insólito estilo, en este mundo en el que no podemos pasar sin los trucos digitales, él se encargó de pintar solito a mano los 29.000 fotogramas de la película.
La técnica que emplea Petrov es la tradicional pintura al óleo, que él extiende con los pinceles o directamente con los dedos sobre láminas de vidrio situadas a varios niveles. Para trabajar en esta película, realizada en unos estudios del Canadá,  escogió un formato cuatro veces más grande que el normal A4, consiguiendo un resultado detallista y sorprendente. Usó un sistema especial de grabación,mediante la stop motion, con una cámara IMAX a la que adjuntó como ayuda otra cámara de vídeo.
Después,en 2006, recibió el premio del Festival Internacional de Animación de Hiroshima y una nominación a los Óscar por "Mi amor", basado en una narración de otro autor ruso, Iván Shmelev. Esta vez la creación le llevó tres años de trabajo. Todos estos cortos están disponibles en Youtube y son muy recomendables, así como los que muestran el making of o elproceso de creación de este gran artista.
Sirva como ejemplo "El viejo y el mar" que aquí os presento,para ir abriendo boca, una obra maestra que es del todo fiel a la historia escrita por Hemingway, y donde el crudo realismo y lo onírico se dan de la mano.Un excelente regalo para contemplar en estos días veraniegos.

LVCVS AVGUSTI: FIESTA DEL ORGULLO ROMANO

Dios Océano. Casa de los mosaicos (Lugo)

Durante el verano se festejan muchas cosas, pero resulta gratificante ver que los pueblos no olvidan ni sus raíces ni su historia, y no necesitan inventarse una identidad falsa o imitar las memeces que se hacen en la globoesfera americana. Los de Lugo recuerdan estos  días su pasado romano y celta, reconstruyendo con bastante fidelidad cómo vivieron sus antepasados en esa gran época, y logrando resultados espectaculares que mejoran con creces las producciones de Hollywood. Los desfiles de las legiones en el recinto amurallado o los combates en la "arena" en la plaza de la Catedral, tienen más autenticidad que las escenas de Gladiator, por ejemplo, que al igual que otras tantas películas por el estilo, no destacaba  por su rigor histórico precisamente. Los lucenses, al contrario, son capaces de revivir el colorido, los sonidos y hasta el aroma a incienso de la Lucus imperial. Todo está allí para ser vivido y compartido como una experiencia difícil de ser olvidada.  
Arde Lucus, y tal vez ese fuego revivifique a los pueblos moribundos que, como los  europeos, parece que asisten anestesiados a su fase final.

RECORDANDO A IVÁN BILIBIN

Ilya Muromets y Solovei el Bandido

Como contrapunto a tanta aberración que hoy en día recibe el nombre de "arte", vamos a ser más positivos que de costumbre para adentrarnos en el fabuloso mundo de uno de los mejores artistas de la ilustración. Nos referimos al pintor y dibujante ruso Iván Yákovlevich Bilibin. Fue famoso en su tiempo por haber recreado en sus dibujos la atmósfera mágica de los cuentos populares de su país, algo parecido a lo que hizo Arthur Rackham en la Inglaterra victoriana, aunque con un estilo más épico y colorido que el del inglés. No es un artista lo suficientemente conocido en España, debido a la ignorancia que existe aquí sobre todo lo relacionado con la cultura eslava; por eso conviene difundir su obra entre el público aficionado al buen arte.