NO AL TURISMO DE BORRACHERA EN NUESTRO PAÍS. QUE LOS DEL BREXIT SE QUEDEN A VOMITAR EN SU PRECIOSA ISLA. ESCARMIENTO PARA LOS EMPRESARIOS QUE SE APROVECHAN Y LOS POLÍTICOS QUE LO CONSIENTEN Y SACAN TAJADA.
martes, 20 de junio de 2017
EL ARCO IRIS, LA MONARCA Y LA SERPIENTE
Existe un curioso retrato de Isabel I de Inglaterra, pintado hacia 1600 por Isaac Oliver, que presenta un simbolismo muy extraño. Incluso para la época en que fue creado, el Manierismo, en la que había gran profusión de representaciones alegóricas, algunas bastante extravagantes, de los poderosos como las que pintara Arcimboldo de Rodolfo II, por ejemplo. Pero en el caso de la siniestra reina bruja Jezabel (como era apodada por nuestros compatriotas de antaño) el artista logró un resultado enigmático que da que pensar. Vemos a la monarca de la Pérfida Albión, protectora de piratas y cabeza de la Iglesia Anglicana, ataviada con una túnica estampada con multitud de ojos y de orejas (como el Big Brother, que todo lo ve y todo lo oye) y sujetando con la diestra el arco iris. Va acompañada del lema "Non sine solis iris" (sin el Sol no hay arco iris). Y para rematar vemos, sobre el brazo que cuelga, una serpiente enroscada con una diadema que puede estar bordada sobre la blusa o bien, si esta última fuera transparente, ir tatuada sobre la macilenta piel de la hija del monstruoso Enrique VIII, igual que acostumbran a llevar las femidiotas actuales. Aunque se haya querido ver aquí una caracterización de la reina como Astrea, la diosa virgen que portaba los rayos de Zeus, toda la parafernalia que exhibe esta Drag Queen de los Tudor apesta no poco a brujería, como la que practicaba su astrólogo y nigromante particular, John Dee. Igual la susodicha Jezabel pertenecía a una estirpe de reptilianos, como esos que se mencionan en los círculos conspiranoicos. En todo caso, este es un buen pretexto para iniciar una disertación sobre el significado y la perversión o inversión que están sufriendo algunos símbolos tradicionales, como por ejemplo el del arco-iris.
miércoles, 7 de junio de 2017
DEL PAVOROSO REINO DE LAS HADAS
"The Fairy Feller's Master-Stroke" por Richard Dadd (1855-64)
En 1904 se publicaba "The White People", un cuento escrito seis años antes por el galés Arthur Machen, y considerado por algunos como una de las cumbres de la narrativa fantástica y de terror. En él, durante una conversación sobre la naturaleza del Mal, un amigo le presta al otro un librito verde, que contiene en realidad el diario de una niña recientemente fallecida. En él, con un tono inocente e infantil, como si de un cuento de hadas al revés se tratara, la cría va contando lo que ha visto y aprendido por medio de su nodriza: una serie de revelaciones extrañas y de "encantamientos" siniestros. Con asombro no tardamos en descubrir que lo que la chiquilla nos está describiendo es su iniciación en la magia negra y la brujería, y que esas experiencias guardan estrecha relación con su prematura muerte... Así Machen, lejos de los convencionalismos de su época, nos revela un vínculo siniestro entre el mundo de las hadas y el de las fuerzas oscuras y hasta terroríficas de la naturaleza. Un vínculo conocido universalmente desde la más remota antigüedad, presente en forma de relatos orales, y que luego se fue transfiriendo a obras literarias tan adultas como El Asno de Oro de Apuleyo o Las Mil y Una Noches, en su versión original y sin censura. Presencias de las que se ocuparon también algunos filósofos y alquimistas como Paracelso, quien intentó someter por la magia a los que él denominaba "seres elementales".